La Universidad en el contexto de pandemia

Fonte da foto: arquivo pessoal.

Por María del Carmen Parrino

Este es un tiempo signado por los cambios, quizás como no habíamos visto antes. La epidemia del Covid19 con carácter de pandemia ha impactado en nuestras vidas, en nuestros espacios, en nuestras emociones, en nuestra economía. Alteró todo nuestro mundo conocido. Hoy más que en otros momentos debemos dar respuestas urgentes y adaptarnos con la misma urgencia.

La pandemia nos atraviesa en todas las dimensiones posibles; ha puesto en jaque a los gobiernos de todos los países y no sólo a los gobernantes, sino a todos los responsables institucionales que han debido dar cuenta y respuesta de su responsabilidad frente a la sociedad aun con altos costos para los sujetos y las instituciones. Además, este nuevo contexto nos ha exigido respuestas como investigadores, como profesionales y como docentes. Ha acelerado los tiempos de cambios que seguramente se iban a producir, y nos ha encontrado más o menos preparados para ello pero nos impuso un rumbo y nos exige adaptarnos.

Así profesores y alumnos debimos aggiornarnos a las nuevas tecnologías, y a todo lo que ellas implican. Modificamos nuestras clases para dictarlas desde nuestros hogares, para tener ámbitos de encuentros con nuestros alumnos a través de la virtualidad. Nos llevó a cuestionarnos sobre las distintas formas de aprender, de enseñar y también de evaluar. Empezamos a preguntarnos ¿qué estamos enseñando?, ¿cómo lo hacemos?, ¿a quién dirigimos nuestro aprendizaje?, ¿cómo lo evaluamos?, ¿cómo enseñamos a utilizar los conocimientos que estamos tratando de inculcar?, ¿cuáles son las nuevas tecnologías que emplearemos y que resultarán más adecuadas en cada caso? ¿Qué les exigimos en nuestras evaluaciones considerando que tienen todo el bagaje de conocimiento a su favor?, ¿son conscientes nuestros alumnos que, de cualquier forma, hay mucho para aprender?

De hecho, las nuevas tecnologías nos han permitido dar continuidad a nuestros trabajos como profesores y no fue necesario suspender las actividades. Sin embargo, es posible observar las brechas que surgen en relación a los estudiantes ya que según sus posibilidades económicas, el número de computadoras que hay en el hogar, la posibilidad o no de compartirlas y el lugar donde viven tendrán mejor o peor conectividad y lograrán tener acceso a las clases virtuales o no, algo que la presencialidad no exigía; también surgen brechas entre los profesores ya que según la edad y las posibilidades de cada uno, no sólo tienen o no facilidad para la conectividad sino que también ellos mismos han desarrollado capacidades para enfrentarse al alumnado con estrategias propias de la virtualidad, que solían ser dominadas sólo por quienes dictaban asignaturas o carreras a distancia.

A su vez, las instituciones debieron dar rápida respuesta a las nuevas necesidades y exigencias que presentaban tanto alumnos como docentes e investigadores para dar lugar a la virtualidad, y entre ellas también aparecen brechas ya que las instituciones no siempre están preparadas ni tienen las estructuras adecuadas para ello.

En relación con la ciencia y la tecnología, éste es un momento donde la ciencia y la investigación que se genera desde la universidad debe dar rápida respuesta a este virus desconocido que nos puso en vilo y de frente a la enfermedad y la muerte. Y es precisamente la Universidad quien se encuentra comprometida a realizar acciones de detección, tratamientos y vacunas.

Aún más, desde el plano económico las tremendas pérdidas sufridas por la sociedad como un todo y por sus miembros desde lo individual también requieren respuestas donde la Universidad puede imponer su liderazgo proponiendo soluciones, vinculando la Universidad al medio socioproductivo y a la actividad científico-tecnológica.

De alguna forma, el futuro se acercó, y nos alcanzó, y no estábamos totalmente preparados. Enfrentar la pandemia exige de respuestas y acciones inminentes a fin de vencerla. La realidad nos da la oportunidad de alcanzar un tiempo donde el hombre se supere a si mismo como ser humano y allí radica toda su esperanza.

*María del Carmen Parrino: Dra. Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF) – Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Es Doctora en Educación, Magíster en Gestión Universitaria, Contadora Pública, Profesora en Matemática y en Física. Es profesora de grado y posgrado, directora de tesis, investigadora, evaluadora y funcionaria con experiencia en la gestión de universidades públicas y privadas. Actualmente se desempeña en la Coordinación de la Dirección de Posgrados en UTREF. Es autora de numerosas publicaciones en educación superior entre las que se destacan ¿Evasión o Expulsión? Los mecanismos de la deserción universitaria (2015) y Capital Académico (2007). mariaparrino@gmail.com

Este artigo é de responsabilidade da autora e não reflete necessariamente a visão do INPEAU