Gestión Universitaria 2020. Año perdido o año de aprendizaje

Fonte da foto: arquivo pessoal

Por Hugo René Gorgone

La pandemia producto del virus Covid 19 puso al mundo en general y al sistema de educación superior en particular, frente a una situación que trasciende las cuestiones epidemiológicas y económicas, y sus correlatos directos de vidas y de empleos perdidos, respectivamente.

En el hemisferio Sur la pandemia llegó al final del verano, junto con el retorno a la actividad académica de las instituciones del Sistema de Educación Superior, con matices por países y unidades académicas. Podríamos convenir que todas, salvo alguna excepción puntual, iniciaban el ciclo académico anual en las mismas condiciones que los anteriores años en materia de recursos infraestructurales, tecnológicos, de equipamientos, y con los mismos estándares y modalidades pedagógicas.

Todos los actores del Sistema de Educación Superior en su conjunto, incluyendo desde alumnos, docentes, investigadores, no docentes y el personal de gestión, se encontraron desde una fecha de corte de aplicación de prácticas restrictivas por la llegada de la pandemia, a otro modo de gestión sin recorrer ningún trayecto de adaptación ni preparación alguna. El tan antiguo como demorado discurso de incorporar recursos tecnológicos al universo de la vida académica, de pronto se activó en un modo distinto. Aquello que siempre tenía un argumento para cambiar o modificar prácticas, se hizo repentinamente.

Se hizo una adecuación desde personal hasta institucional de manera acelerada. De un viernes a un lunes se pasó de actuar con criterio mayoritariamente presencial dentro de las instalaciones del sistema, a otro exclusivamente a distancia. Desde los hogares básicamente. La práctica académica le significo un gran esfuerzo de adaptación tanto a los alumnos como a los docentes, con mecanismos de aprendizaje y correcciones sobre la marcha, naturalmente evolutivos conforme transcurre el tiempo.

Los modos de gestión de las instituciones sintieron el mismo impacto y una dinámica semejante de adaptación forzosa a la nueva realidad de aulas, laboratorios, oficinas y centros vacíos. La impersonalizacion se transformó en la regla y los gestores del universo académico realizaron un transito violento hacia otros modos de gestión. Algunos bien podrían haber estado vigentes, en práctica recurrente, y otros lograron instalarse como pudieron.

Surgen interrogantes respecto al efecto de la pandemia en nuestras instituciones, pero sobresale uno predominante: ¿podremos tomar al año de la pandemia – 2020 – como un año perdido o de aprendizaje? Si luego de la pandemia, (imaginemos el próximo ciclo académico), volvemos a la misma practica académica conque se inició el presente, habrá sido un año perdido. Pero transformar el año de la pandemia en aprendizaje será producto la actitud y las decisiones que tomen quienes tienen responsabilidad de gestión y liderazgo.

Valen preguntas nuevas para los gestores, que debieran apoyarse en la aplicación de una especie de lógica inversa. Frente al interrogante anterior respecto a cuáles cátedras podrían ser virtuales, el nuevo planteo es cuales debieran volver a ser presenciales. Ante la pregunta anterior sobre que funcionarios y empleados pudieran hacer prácticas de teletrabajo, el nuevo planteo es quienes debieran volver necesariamente a prácticas presenciales. Cuando se deba hacer una gestión administrativa apoyada en documentos en versión papel y rubricada en persona– que incluye hasta los Diplomas – debiéramos pensar en digitalizaciones y tramites on line.

Cuando los responsables de gestionar instituciones de educación superior deban elaborar presupuestos anuales, ya no deberán hacerlo con eje en el crecimiento infraestructural sino en inversión en instrumentos y soportes tecnológicos que impliquen menos personas compartiendo espacios físicos comunes, pensando en criterios de eficiencia y mejoras de gestión integral.

El mundo de la realidad productiva funciona con otros ritmos y patrones, en casos asincrónicos con los de las Instituciones de educación superior. De hecho, en algunos nichos institucionales pareciera predominar el retorno a modelos de gestión al estilo de las iniciales Bologna, Salamanca o Coimbra, con la salvedad que al mismo tiempo se declama pertenecer a la sociedad del conocimiento.

En manos y voluntad de los gestores de instituciones de educación superior esta confirmar si la pandemia y sus efectos determinen que el año 2020 pueda ser considerado como perdido, o bien, recordado como un año de aprendizaje hacia un nuevo modelo de gestión enfocado en el mañana.

*Hugo René Gorgone: Doctor en Educación. Programa Interuniversitario de Doctorado en Educación.- Argentina | Magister en Gestión Universitaria. Universidad Nacional de Mar del Plata- Argentina | Ingeniero Laboral. UTN – Argentina | Ingeniero Electromecánico. UTN – Argentina | Docente de Grado y Posgrado en UTN, UNNOBA y UPE – Argentina; en UNCa Paraguay, y FACCAT, Brasil | Coordinador del Centro Tecnológico de Desarrollo Regional Los Reyunos. UTN. Argentina | Participante en todos los Coloquios Internacionales de Gestión Universitaria. CIGU | Miembro de la Asociación de Especialistas en Gestión de la Educación Superior – AEGES – Argentina | Miembro y ex Director de la Asociación Latinoamericana de Gestión Tecnológica – ALTEC.

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