De la incertidumbre a la reinvención – La experiencia desde la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Caaguazú en tiempos de Pandemia

Fonte da foto: arquivo pessoal.

Por Pablo Martínez Acosta

El 07 de marzo del 2020, a poco tiempo del periodo de inicio de las clases en Paraguay, se anunciaba el primer caso de COVID 19 en el país, lo que sumergió a la población paraguaya en un estado de miedo e incertidumbre, en la conciencia de las significativas debilidades existentes en el sistema sanitario, más aun, considerando los números de contagios y fallecimientos que se registraban en todo el mundo.

La UNESCO al 30 de marzo, ya había registrado un total de 166 países que habían cerrado escuelas y universidades en todo su territorio, impactando en más del 87% de la población estudiantil mundial. Paraguay y el Departamento del Caaguazú, no estuvieron ajenos a este fenómeno. Por Decreto Presidencial Nº 3478 de la Presidencia de la República, refrendada por el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social en fecha 10 de Marzo del 2020, el Gobierno Nacional dispuso la suspensión de las actividades académicas y de cualquier tipo de actividad que implicara aglomeración, aplicando posteriormente estrictas medidas restrictivas a la circulación y actividades de diversa índole, quedando garantizados únicamente los servicios básicos. Para inicios del mes de abril, el número de contagios ascendía a 1.362.936 personas, y provocó la pérdida de 76.373 vidas, sin cuantificar aún lo daños significativos que provocó en otros ámbitos como la economía, la educación y la sociedad en todo su contexto.

Ante esta situación era imposible cruzar los brazos y aguardar con pesadumbre el destino de una muerte anunciada, donde quizás la menos preocupante era la muerte del año académico… Y tocó reinventarse.

La postura inicial renuente a la aplicación de herramientas virtuales en una institución, y más que nada en una Carrera acostumbrada a la presencialidad, en la que la base del aprendizaje radica en la necesidad de estar cara a cara con el paciente, se fue flexibilizando, y desde los más reticentes hasta los más vanguardistas se sumaron a un proceso de adiestramiento de emergencia, para que la oportunidad de aprender fuera accesible, sino a todos, a la mayoría de la población estudiantil.

De ese modo prosiguió el año académico, con el esfuerzo de profesores y estudiantes, así como el apoyo de los colaboradores de soporte técnico, que sin duda, como gestores universitarios, han tomado un lugar de suma relevancia en el quehacer institucional.

Pero no solo las capacitaciones, el desarrollo de las clases y el apoyo técnico fueron parte de este proceso de transformación en los niveles de grado y post grado. Un factor de suma relevancia lo constituyó la incorporación de sinergias de suma significancia, derivadas del efecto humanizante que tuvo la crisis en la comunidad universitaria.

Ante ese escenario, surgieron las muestras de solidaridad, de pensamiento divergente, de expresión de la creatividad en sus diversos ámbitos. Iniciativas que fueron desde la generación de material artístico en el aislamiento, como lo hicieron el ballet y la Orquesta de la Facultad, compuesta absolutamente por estudiantes de la institución; la ejecución de proyectos transversales asociados a la importancia de proteger el ambiente como el “UNCA VERDE”;  la proyección e inicio de la construcción de un centro de simulaciones que pueda no solo brindar atención médica, sino también propiciar datos para la producción de evidencia científica; la integración de redes internacionales de investigación; la hibridación de los espacios de formación en nivel de grado y post grado; y el cada vez más creciente debate, acerca de las necesidades emergentes de rediseño continuo de la educación superior y de la educación médica, para dar respuesta a los desafíos actuales.

Hoy las medidas restrictivas en Paraguay están en fase de flexibilización, y encuentran a una comunidad educativa renovada, golpeada sí por una transición económica y social sin precedentes, pero preparada para enfrentar los cambios y continuar con este proceso de transformación profunda que requería la educación en las aulas.

El retorno a clases no va a ser el mismo que en años anteriores, como no debe serlo la manera de desarrollarlas, ni de visualizar el futuro. La gestión universitaria y la actividad académica, requerirán más que nunca del compromiso compartido y horizontal de cada uno de los estamentos de la comunidad.

Indudablemente, hay mucho camino por recorrer, muchos requerimientos que responder y muchas transformaciones que afrontar, como la implementación del trabajo mixto, la mitigación de riesgos, la digitalización de los procesos institucionales, la hibridación de la educación, el empoderamiento general en el uso de la tecnología y la cada vez más fuerte necesidad de integración de redes cooperación en el ámbito académico, científico y tecnológico, todo esto sin perder de vista el rol fundamental de las universidades “el desarrollo integral de profesionales”, no solamente con altas capacidades en sus ámbitos de acción, sino con un profundo sentido de construcción social. No será un camino fácil, pero determinará el diseño de lo que deseamos para la posteridad.

*Pablo Martínez Acosta: Decano de la Facultad de Ciencias Medicas de la Universidad Nacional de Caaguazú. Especialista en Traumatología y Ortopedia. Magíster en Salud Publica. Magíster en Gestión Educación Superior. Rector Fundador de la Universidad Nacional de Caaguazú (2007).

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